Un nuevo desafío para China

2019-11-19 01:10PorCAROLlNAGARC
今日中国·西班牙文版 2019年11期

Por CAROLlNA GARCÍA*

El país debe buscar que la preservación de la biodiversidad sea tan prioritaria en el mundo como la lucha contra el cambio climático

EN 2020, la comunidad internacional se reunirá en Beijing para discutir cómo remediar la pérdida de biodiversidad en el planeta, un problema casi irreversible, en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica. En estos últimos cincuenta años se ha registrado una masiva disminución en el número de especies en el mundo. En la conferencia de Beijing, China podría desempeñar un papel decisivo para salvaguardar el futuro de la Tierra.

6 de junio de 2019. Con motivo del Día Mundial de los Océanos, se desarrolla una actividad relacionada con la conservación de la diversidad biológica marina en Shanghai. VCG

Los peligros de la sobreexplotación

Hace poco tuve la oportunidad de observar a una familia de rinocerontes blancos en la sabana del lago Nakuru,en Kenia. Estaban completamente relajados, sin percatarse de que estaban bajo la protección de entrenados guardabosques, dedicados a preservar los pocos rinocerontes de esta especie que aún existen en Kenia. Según la Fundación Internacional del Rinoceronte,la población de rinocerontes blancos disminuyó en un 95 % en solo 20 años debido a la caza ilegal. Desafortunadamente, no son los únicos en sufrir este destino.

La sobreexplotación de los recursos naturales está causando una pérdida masiva de biodiversidad en todo el mundo. Según el más reciente Índice Planeta Vivo, que muestra la situación de más de 4000 especies en la Tierra,el número de sus poblaciones ha disminuido en un 60 % en menos de 50 años. Solo China, uno de los países con mayor biodiversidad y hogar del 15 %de las especies vertebradas y del 12 %de las plantas del planeta, ha perdido la mitad de sus vertebrados terrestres en los últimos 40 años como resultado de un floreciente desarrollo económico.

En marzo de este año, la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas(IPBES, por sus siglas en inglés) alertó que un millón de especies estaban en riesgo de desaparecer. La situación es tan crítica que los científicos han advertido que nos enfrentamos a la sexta extinción masiva en el planeta.

La extinción masiva es un concepto aterrador. Muchos recordamos cómo en la escuela nos hablaban de la desaparición de los poderosos dinosaurios.Esto parece una historia lejana, como de otro planeta. Una roca espacial gigantesca chocó contra la Tierra, causando terremotos, deslizamientos de tierra y un tsunami en el Atlántico que aniquiló a más del 70 % de las especies vivas en aquel entonces.

Un proceso similar está sucediendo en el presente. De todos los mamíferos en la Tierra, el ganado representa un 60 %; el ser humano, el 36 %; y los animales salvajes, el 4 %. Solo una cuarta parte de las tierras están libres de la actividad humana, aunque se espera que disminuyan a una décima parte para el año 2050. “Si golpeamos a la naturaleza, la naturaleza nos golpeará más fuerte”, comentó mi guía de Kenia cuando cruzábamos la Reserva Nacional de Maasai Mara.

La pérdida de la biodiversidad tiene un impacto incalculable. Dependemos de la naturaleza para nuestras necesidades más básicas (alimentos,agua y energía) y también para las más sofisticadas (medicina, innovación y recreación). Por ejemplo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), hay aproximadamente unas 70.000 plantas medicinales que son utilizadas por la industria.

Estos servicios son muy valiosos.De hecho, en su informe regional para las Américas, la IPBES calculó que los servicios de la naturaleza representaban un valor de más de 24 billones de dólares por año, casi el doble del PIB de China.

La pérdida de este valor tendrá un fuerte impacto, de lo cual ya empezamos a darnos cuenta. En su reciente Informe Global de Riesgos, el Foro Económico Mundial incluyó la pérdida de la biodiversidad como uno de los principales riesgos que enfrenta el sector privado en este siglo. El riesgo es alto y la ventana de oportunidades para actuar se está cerrando. Sin embargo,aún podemos cambiar la situación.

Europa nos da un ejemplo lleno de esperanza. Después de perder la mayor parte de su cobertura forestal, varios países han implementado políticas para regenerarla. De hecho, entre 1990 y 2015, los países europeos han generado 90.000 km² de bosque, un área casi tan grande como Portugal.

2020, un año decisivo

Sin embargo, las prácticas excepcionalmente buenas no serán suficientes.Necesitamos tomar medidas masivas y agresivas. 2020 será un año decisivo para la naturaleza y el futuro de la humanidad, y China estará en el epicentro de la toma de decisiones. La Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que se realizará en Beijing, establecerá una agenda nueva y ambiciosa que alineará a los Estados, la comunidad académica, la sociedad civil y el sector privado para rectificar esta situación.

En 2020 habrá la oportunidad de adoptar un Nuevo Pacto por la Naturaleza y el hecho de que China presida esta importante reunión ofrece un rayo de esperanza. Hace menos de cinco años, las naciones se reunieron en París para adoptar un nuevo acuerdo frente al peligro del cambio climático.China ejerció entonces un liderazgo que permitió alcanzar objetivos ambiciosos, como la reducción de emisiones de carbono. Sin su liderazgo, no hubiera sido factible la firma del acuerdo. Si esto fue posible en el caso del cambio climático, también es posible, y debe serlo, en el asunto de la biodiversidad.

No solo se requiere la asunción de responsabilidades por parte de los Estados, sino también el compromiso del sector privado. Ese fue un elemento clave del Acuerdo de París, donde China ayudó a despejar el camino. En el Convenio sobre la Diversidad Biológica, China debería ser tan activa en esta prioridad como lo fue en el cambio climático. De hecho, ello constituye una extensión natural de los esfuerzos que ya están en marcha en China para promover los principios de la civilización ecológica, un tema que el Consejo InterAcción discutió en la ciudad de Guiyang en 2016.

Más de 24 billones de dólares

por año, casi el doble del PIB de China,representa el valor de los servicios de la naturaleza,según la IPBES.

Los esfuerzos del sector privado son esenciales tanto para resolver los problemas ligados a la biodiversidad como para abordar las prioridades del cambio climático. Por ejemplo, 500 empresas multinacionales controlan el 70 % de la producción y el comercio de 15 productos claves en el mundo,y ellas son las impulsoras principales de la destrucción del hábitat y la deforestación. Es más fácil rastrear, monitorear y cambiar la forma habitual de hacer negocios en 500 compañías que comprometerse con los dos puntos finales de la cadena de suministros:2500 millones de productores primarios o 7000 millones de consumidores.

Finalmente, la movilización de la sociedad civil también generará un impulso al exigir la trazabilidad de los productos de consumo. En la mayoría de las encuestas, los consumidores afirman que prefieren elegir un producto de origen sostenible en lugar de otros. Sin embargo, las asimetrías en materia de información rara vez les permiten consumir de manera responsable.

En 2018, más de dos millones de visitantes llegaron a Kenia, principalmente para ver la vida silvestre,de los cuales 80.000 eran chinos. Es probable que la estadía en Kenia les inyectara esperanza e inspiración, como me pasó a mí. La Reserva Nacional de Maasai Mara en Kenia y el Parque Nacional Serengeti en Tanzania han logrado preservar más de 15.000 km²de tierras, el hogar de millones de animales silvestres. Este lugar es tan increíble que “uno se siente como si atestiguara el nacimiento del mundo”,dijo una vez el desaparecido periodista polaco Ryszard Kapuscinski.

Kenia muestra lo que se puede lograr en materia de biodiversidad. En 2020,China debería tomar la iniciativa para que la biodiversidad sea una prioridad en el mundo, tan importante como la lucha contra el cambio climático.