Por REN ZHAOXlA
LA cordillera Taihang se sitúa en la frontera entre la planicie del Norte y la meseta de Loess. Tiene una extensión de 400 km de norte a sur, y atraviesa el interior de la planicie central y las provincias de Hebei, Shanxi y Henan, además de la ciudad de Beijing. Es considerada, asimismo, una de las cordilleras más grandiosas de China desde la antigüedad, como lo revela el dicho: “Taihang, la columna vertebral del país”.
Tiene una altura promedio de 1200 msnm, a pesar de presentar algunas cimas que superan los 2000 metros. Al este de Taihang se encuentra la planicie del Norte y al oeste, la meseta de Loess, donde hay una gran diferencia topográfica. En el lado oriental, el terreno llano que conecta con las faldas de las montañas tiene una pendiente más pronunciada, mientras que en el lado occidental, esta es más suave. Todo ello unido a los diversos tipos de formaciones dotan al paisaje en torno a la cordillera Taihang de una singular belleza.
La suave ondulación en el oeste y el pronunciado despeñadero en el este forman un muro de rocas prácticamente vertical de mil metros de altura, lo cual dificulta el desplazamiento de la población local.
La hermosa aldea de Hongni está construida sobre un acantilado.
En Liezi, considerada una obra clásica del taoísmo, se cuenta una leyenda según la cual un anciano llamado Beishan Yugong (“Viejo Tonto”, en español) debía tallar dos montañas -Taihang y Wangyu- hasta que quedaran planas para poder abrirse paso y así salir de su aldea natal. Ante la mirada atónita de la gente, el “Viejo Tonto” habría dicho: “Si yo muero, mis hijos podrán seguir tallando; si mueren mis hijos, mis nietos podrán continuar, y así sucesivamente, una generación tras otra. Las montañas no pueden seguir creciendo, por lo que si hoy tallamos un poco, serán un poco más bajas, y tarde o temprano serán planas”. Emocionado por la firme voluntad de Beishan Yugong, el dios del cielo envió a dos hijos de la señora Kuae a remover esas dos montañas, tras lo cual nació la fábula tituladaEl viejo tonto que removió las montañas. Aunque se trata solo de una leyenda, los ideales de no detenerse ante la adversidad y tener una gran fuerza de voluntad, así como el deseo de darle vuelta al destino cambiando el entorno en el que uno habita, han encontrado un fuerte arraigo entre los lugareños de la cordillera Taihang.
Los caminos sinuosos se pueden ver a través de capas de nubes en la cordillera Taihang.
El Canal de la Bandera Roja es una versión real de dicha leyenda. En la década de 1960, una serie de catástrofes naturales afectaron al país. Para resolver la grave sequía en el distrito de Linzhou, provincia de Henan, 300.000 pobladores de la cordillera Taihang se pusieron manos a la obra. Al cabo de diez años, 1250 montes y 211 túneles habían sido excavados, junto con 151 acueductos, formando en el precipicio de la cordillera Taihang un canal de 1500 km de largo para acarrear el agua del río Zhanghe hacia Linzhou. Con este “río artificial”, el gobierno local de Linzhou construyó una red hidráulica con más de 400 represas y estanques, y más de 80 centrales eléctricas medianas y pequeñas con una superficie de regadío de 26.666 hectáreas. De esta forma, el Canal de la Bandera Roja no solo resolvió el problema de la falta de agua potable para el consumo humano y animal, sino que también proporcionó agua para uso industrial.
Por más de mil años, los habitantes de la cordillera Taihang buscaron pasos de entrada y salida entre las grietas causadas por el diastrofismo y entre los valles atravesados por los ríos. A lo largo de la historia, hubo ocho vías principales consideradas como pasos de conexión importantes entre las provincias de Shanxi, Hebei y Henan, las cuales fueron llamadas “las ocho rutas de Taihang”. Aun así, la gente no podía llegar a los lugares más apartados donde había precipicios.
El Canal de la Bandera Roja fue una gran obra de infraestructura que sirvió de estímulo para que los habitantes de Taihang se decidieran también a mejorar la complicada comunicación vial que afectaba a la zona. De esta forma, a partir de la década de 1970, sucesivas generaciones de hombres y mujeres comenzaron a construir carreteras sobre los precipicios con el fin de superar las dificultades de conexión. Debido a la particular forma de las vías en la zona sur de Taihang, se las conoce como las “carreteras pegadas al precipicio”, y su construcción supuso dificultades rara vez vistas en la historia china con relación a este tipo de obras.
Con el fin de facilitar la iluminación tanto durante como después de la construcción de las carreteras, se hicieron ventanas laterales cada diez metros por donde pasa la luz natural, que a lo lejos trazan la dirección de los túneles. Entre estas maravillosas carreteras sobresalen las de Guoliang, Xiyagou, Jingdi y Hongtiguan.
Estas carreteras pegadas al precipicio y escondidas en la profundidad de la cordillera Taihang atraen a muchos turistas gracias a los particulares despeñaderos, como es el caso de la carretera Jingdi, que ha servido para convertir a una aldea que anteriormente se encontraba aislada en una zona paisajística. De esta forma, sus ingresos anuales por turismo han alcanzado aproximadamente los 10 millones de yuanes (1,54 millones de dólares).
Debido al grado de inclinación de los muros, la construcción de otros tramos de las carreteras ha sido sumamente difícil. Sin embargo, gracias a su firme voluntad, la población local ha ido construyendo un metro tras otro de caminos sin detenerse. Según uno de los cuadros del Partido Comunista de China de la aldea de Yuejiazhai, las montañas impidieron el acceso y salida de la gente por más de mil años. Sin embargo, en la década de 1970 los pobladores empezaron a dedicarse de lleno a la construcción de una carretera, trabajando de día y de noche. Así, al cabo de un tiempo, la aldea finalmente pudo conectarse con el exterior. Junto con el importante desarrollo económico de China, el Estado comenzó en el año 2000 a destinar mayores fondos para la construcción y mejora de estos caminos. De este modo, las sencillas vías de losas dieron paso a caminos de cemento en 2009, y a caminos asfaltados de tres metros de ancho a finales de 2019.
En el marco de la lucha por erradicar la pobreza, se han construido numerosas carreteras en la zona de la cordillera Taihang que permiten ahora la conectividad entre las aldeas y el exterior, de modo que los senderos serpenteantes por donde solían aventurarse los lugareños ya son parte del pasado. En consecuencia, no solo se ha visto mejorado el desplazamiento de la gente, sino también el de los turistas.
Una carretera pegada al precipicio de una montaña se hace visible por sus ventanas de piedra.
La cordillera Taihang está formada por varios tipos de rocas, lo cual es el origen de distintas formaciones topográficas y de preciosas montañas y fuentes de agua. Las montañas Baishi, Wutai y Lingshan, en el norte de Taihang, así como la montaña Yuntai, la carretera Guoliang y el Canal de la Bandera Roja, son renombrados lugares de interés turístico. Gracias a las sucesivas mejoras en infraestructura, cada vez son más los bellos lugares a los cuales tienen acceso las personas, destacando en especial la zona sur de Taihang.
Debido a los efectos del diastrofismo a lo largo de miles de años, se han originado valles verticales y horizontales en la zona sur de Taihang, caracterizados por sus paredes de roca. Mientras los despeñaderos más bajos son de aproximadamente diez metros de altura, los más altos pueden llegar a los 100 metros. Se extienden en la zona de Taihang a lo largo de 10 km y son una escena realmente maravillosa que no deja indiferente a nadie.
La aldea de Zhangjiaao, la cual está a apenas 30 km de la aldea de Jingdi, sobresale por la extraña forma de sus montes y la profundidad de sus valles. Tras un día de lluvia, el mar de nubes, los preciosos montes y las extrañas formaciones rocosas constituyen un espléndido paisaje, similar al de Zhangjiajie, en la provincia de Hunan. Aunque, a diferencia de Zhangjiajie, una vez que las nubes se disipan, surgen las carreteras como franjas de seda y se asoma el gran cañón de Taihang en todo su esplendor. Por este motivo, muchos artistas acuden a plasmar esta belleza en sus lienzos, por lo que el lugar es también conocido como la “aldea de pintores de Zhangjiaao”.
Ya que el rubro turístico aún está en desarrollo, todavía no hay muchos servicios ni visitantes. De esta forma, el paisaje se ha conservado en su estado natural, lo cual hace de Zhangjiaao un destino especialmente atractivo, con varios hostales que cuentan con instalaciones completas.
En la zona sur de Taihang hay muchas aldeas que se sitúan cerca de las fallas, por lo que los lugareños utilizan materiales locales para levantar casas de piedra y pavimentar caminos. Yuejiazhai es un ejemplo de ello y es una afamada aldea por ser enteramente de piedra. Ubicada sobre un precipicio, también es conocida como la “aldea en el cielo en la zona de Taihang”. Ya que su atractivo como destino turístico radica en su tradicional y primitivo paisaje, el comité de la aldea resolvió que tanto las casas como los albergues para los turistas fueran construidos de piedra, como manda la tradición, transformándose así en un verdadero “mundo de rocas”, con casas, paredes, tejas y calles, además de otras estructuras, hechas todas de piedra.
En la primavera, la aldea está rodeada del verde de los árboles viejos, mientras que en el verano las nubes la envuelven por la mañana y la tarde. En 2012, Yuejiazhai fue incluida en la primera lista de las aldeas tradicionales de China. Gracias a ello, esta y otras aldeas se han visto significativamente beneficiadas por la construcción de las carreteras, las cuales han abierto más posibilidades para el desarrollo del agroturismo y para que cada vez más turistas lleguen a esta hermosa zona a pasar sus vacaciones.
Los rayos del sol iluminan un callejón de la aldea de Yuejia, en la provincia de Shanxi.