Por ABEL ROSALES GlNARTE
Pablo Rovetta tiene 44 años de relación directa con China,el país donde estudió, trabajó y al que regresa muchas veces cada año
Pablo Rovetta.
Mi vínculo personal con China es prácticamente de toda la vida o desde que tengo uso de conciencia.Nací en 1958 y mi padre en 1962 empezó a distribuir publicaciones chinas en Uruguay y América del Sur”, dice a China Hoy el uruguayo Pablo Rovetta, quien ha estado conectado al país asiático casi toda su vida. Aún se cruzan en su memoria los recuerdos de la infancia, cuando iba a la librería de su padre y llamaban su atención el olor, los dibujos y los colores de las revistas chinas. “Cuando fui creciendo me entretenía leyendo cuentos infantiles chinos como El viejo que mudó la montaña o Peregrinación al oeste. Entonces, creo que desde antes de ir a la escuela o cuando empecé a leer ya tenía una relación con China”.
Es hijo de Vicente Rovetta, quien con su librería y editorial Nativa Libros fue pionero en la promoción de la fundación de la República Popular China en América del Sur. En 1966 y 1967, Vicente Rovetta estuvo en el país asiático. “En 1967, el 4 de octubre, fue recibido por el presidente Mao Zedong y por el entonces primer ministro Zhou Enlai”, recuerda su hijo Pablo.Aunque era un niño, se percató de la importancia de esa entrevista porque su padre regresó a Montevideo muy emocionado, “y yo ya sabía que el presidente Mao era una persona muy importante”.
En la librería de su padre leía incesantemente primero libros infantiles y luego clásicos contemporáneos como Diario de un loco de Lu Xun, Casa de Té de Lao She, Medianoche de Mao Dun y muchos otros. “Los cuadros que había en la librería eran chinos, entonces también empecé a conocer quién era Qi Baishi, por ejemplo, y otros pintores chinos. Y en 1975, teniendo 17 años, vinimos con mi familia aquí a China, y ahí ya empieza mi relación directa con el país”.
China le abrió las puertas a la familia Rovetta Dubinsky, lo que selló la unión del futuro de Pablo con el del país asiático. “Para mí fue maravilloso.Era el país que desde niño había leído o había conocido, entre comillas, pero todo eso que yo había conocido en fotos, como la Gran Muralla, la Plaza de Tian'anmen o las bicicletas, lo estaba viviendo en directo”.
Pablo Rovetta estudió siete años en dos universidades chinas y su vida profesional se ha mantenido conectada con China. Los recuerdos más importantes son de su etapa de estudiante en la Universidad Tsinghua.“Allí estuve cinco años y puedo decir que fueron mis años más chinos”.Éramos solamente tres extranjeros estudiando una carrera en idioma chino. “Todos los demás estudiantes eran chinos. El profesor hablaba en chino para los chinos, no para los extranjeros, y teníamos que estar muy atentos”. Las lecciones que el profesor escribía en el pizarrón muchas veces no tenían tiempo de copiarlas y todos los materiales de estudio estaban en chino, así que fue una etapa que le ayudó a adentrarse en las esencias del idioma y la identidad de China.
A las vivencias en el aula hay que sumarle la vida estudiantil diaria. “Aunque como estudiantes extranjeros, la universidad tenía siempre atenciones con nosotros, igual teníamos en esa época una hora de agua caliente al día y era por la tarde, de cinco a seis, con lo cual en pleno invierno nos lavábamos la cara y todo con agua helada”. A pesar de eso Pablo Rovetta sostiene que fueron sus mejores años en el país asiático por simples razones: “Jugábamos al fútbol toda la tarde. Teníamos un equipo de fútbol. Para mí fueron los años más felices que pasé en China y los años más chinos de mi vida porque antes había vivido en el Hotel de la Amistad”.
Después de graduarse de Informática en la Universidad Tsinghua comenzó a trabajar en empresas extranjeras en China. “Nunca volví a tener esa relación de estar 24 horas al día hablando chino, escuchando chino, comiendo en horarios chinos solamente comida china y todo eso”.
Pocos extranjeros hispanohablantes vivieron en China el gran período de transformaciones de fines de la década de 1970 y principios de la de 1980.“La persona más rica de China en esos años lo que tenía era una bicicleta, un reloj pulsera, una máquina de coser y una radio. Todo estaba racionado: la comida, el algodón. La vida era muy dura. Se trabajaba ocho horas al día y seis días a la semana. El concepto de fin de semana no existía”.
De esos años iniciales en China también recuerda que la gente no se podía mover libremente por el país, que muchos matrimonios estaban separados por razones laborales y se veían una sola vez al año durante la Fiesta de la Primavera. “Era una vida dura en los años 70, pero se mantenían las necesidades básicas de la gente. Yo, por lo menos en Beijing, con todas esas dificultades, nunca vi gente durmiendo en la calle”.
En estos últimos 70 años, especialmente después de la aplicación de la política de reforma y apertura, el cambio ha sido radical en las condiciones de vida de la gente en China. “Para mí el cambio más importante de estos 70 años, de los cuales yo tengo una relación directa de 44 años, ha sido el cambio en la vida de la gente en todos los aspectos”.
Rovetta valora que las ciudades hayan cambiado, que el transporte sea cada vez mejor en cualquier ciudad ya sea en metro o autobús, que el suministro sea cada vez mejor y que cada vez más gente haga turismo dentro y fuera de China. Su blog en Weibo y su página web (pablo-rovetta.com) son sitios que ilustran sus amplios conocimientos sobre China y su pueblo.“Yo conozco a gente que tiene trabajos normales, choferes de taxi que han ido a Tailandia de vacaciones. Eso para mí es genial, es decir, el cambio y la mejora de la vida de la gente en todos los aspectos, sobre todo comparado con los años en los cuales yo estaba”. Si tuviera que resumirlo en una sola idea,Pablo Rovetta defiende que en China“todo es consecuencia de una serie de políticas correctas”.
Los padres de Rovetta con sus compañeros del Grupo de Publicaciones Internacionales de China en 1986.
Su dedicación a China y a los vínculos entre el país asiático y España le han valido importantes reconocimientos. En 2016 recibió la Encomienda de la Orden del Mérito Civil de S.M. Felipe VI, Rey de España, y en 2017 se le entregó el Premio del China Club Spain (la organización más importante de residentes chinos en España) por su trayectoria profesional. En Beijing laboró para la agencia EFE, para la Oficina Comercial de la Embajada de España en China y en 1991 abrió la oficina de la empresa Técnicas Reunidas. Desde 1995, como director para China en Técnicas Reunidas, reside en España y hace un promedio de 10 viajes al año al país asiático.