La Ruta Sur de la Seda
La posibilidad de que América Latina se una a la iniciativa china
Por MlCHAEL ZÁRATE
LA historia es circular. Esta es una frase que se usa generalmente para hacer hincapié en los errores del pasado que volvemos a cometer. Sin embargo, hay ocasiones en las que podemos aprender de la historia y de sus aciertos. Hace 2100 años, el general chino Zhang Qian venció temores e incertidumbres para lograr la apertura de lo que se conocería después como la Ruta de la Seda. Hoy, la iniciativa de “Una Franja y Una Ruta”, propuesta por China en 2013, tiene como fin la construcción de una red de comercio e infraestructuras que conecte Asia con Europa y África a lo largo de las antiguas rutas comerciales. Pero, ¿hay un espacio para otras regiones del mundo como América latina?
Según los documentos oficiales, la iniciativa de “Una Franja y Una Ruta” aspira a llevar prosperidad a todas las áreas de su recorrido, a través de proyectos relacionados con aviación, vías férreas, carreteras y telecomunicaciones. Hasta el momento, ha logrado el respaldo de más de 100 países y organizaciones internacionales, y su importancia puede verse también en el hecho de que comprende al 60 % de la población mundial y conecta a países y regiones que representan hoy el 30 % del PIB global.
29 de marzo de 2017. Stand de México en la XIII Feria de Transacciones Turísticas al Exterior de China. CFP
El proyecto ha comenzado a tomar forma. China viene coordinando su iniciativa con los planes de desarrollo de otros países situados a lo largo de la Franja y la Ruta, como el plan “Carretera Brillante”de Kazajistán o la “Estrategia de Desarrollo Sostenible” de Kirguistán. A fines de marzo, Nueva Zelanda se convirtió en el primer país desarrollado del mundo occidental en integrarse al proyecto. Más aún, en su reciente visita a Beijing, el vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones, el británico Jonathan Taylor, confirmó que el Fondo de la Ruta de la Seda –diseñado para financiar las propuestas de “Una Franja y Una Ruta”– estaba buscando ya proyectos de inversión en Europa.
Hasta el momento, China ha invertido más de 50.000 millones de dólares en los países de la Franja y la Ruta, mientras que sus empresas han ayudado a construir 56 zonas de cooperación económica y comercial en más de 20 países, con una inversión combinada que supera los 18.500 millones de dólares y que ha generado más de 1000 millones de dólares en ingresos por concepto de impuestos, así como cerca de 200.000 puestos de trabajo.
Pero las cifras son solo una primera vista del alcance global que va adquiriendo el proyecto. Este 14 y 15 de mayo, Beijing albergará el “Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional”, un evento de alto nivel al cual han confirmado su asistencia al menos 28 líderes de Estado y de Gobierno, entre ellos los presidentes de Chile, Michelle Bachelet, y de Argentina, Mauricio Macri. la presencia de ambos ha avivado aún más la discusión sobre la conveniencia de que América latina forme parte de “Una Franja y Una Ruta”.
“Apertura” y “libre comercio” son términos que se han vuelto imprescindibles en el discurso oficial de las autoridades chinas, sobre todo debido al ímpetu proteccionista que se viene observando en algunas zonas del mundo. “Apertura” y“libre comercio” son términos que han caracterizado también la relación entre China y América latina y el Caribe (AlC).
Para Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México (Cechimex) de la UNAM, en estos últimos años la relación entre China y AlCha pasado por tres grandes fases: la intensificación del comercio (desde inicios de los años 90), la llegada de la inversión china directa y los préstamos (desde 2007-2008) y la promoción de proyectos de infraestructura (desde 2013). “Esta última fase se encuentra apoyada por la iniciativa de ‘Una Franja y Una Ruta’”, menciona a China Hoy Dussel Peters, quien la considera “la propuesta más innovadora y sofisticada del Gobierno chino”, y que encaja perfectamente con las necesidades sociales y productivas de AlC. “Se trata de una gran oportunidad para ambas partes que AlC no debiera desaprovechar”.
En un esfuerzo por promover el comercio bilateral, el 23 de marzo pasado se informó que China viene construyendo una zona de cooperación económica y comercial con América latina de 244.000 m² en la ciudad de Zhuhai, provincia de Guangdong, que se espera que esté operativa en la segunda mitad de este año.
El economista argentino Gustavo Girado, profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de la Matanza, hace hincapié en que mientras los socios de China en el grupo de los BRICS –excepto quizá la India– se encuentran en situaciones políticas y económicas muy delicadas, la iniciativa de “Una Franja y Una Ruta”avanza a todo vapor y con un considerable apoyo de los Gobiernos que forman parte del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), otra iniciativa china. “El BAII financia las actividades de las empresas privadas y estatales que, junto con los capitales chinos, desarrollan los proyectos de infraestructura de la Franja y la Ruta”, manifiesta Girado a China Hoy.
A fines de marzo se anunció la inclusión en el BAII de dos países latinoamericanos, Perú y Venezuela. “Estoy muy orgulloso de que tengamos ahora miembros de casi todos los continentes”, expresó en rueda de prensa Jin liqun, presidente del BAII, un banco cuya tarea se centrará este año en tres áreas: infraestructura sostenible, conectividad entre países y movilización de capital privado. De ahí que el BAII sea también un importante soporte de “Una Franja y Una Ruta”.
En un esfuerzo por promover el comercio bilateral, el 23 de marzo pasado se informó que China viene construyendo una zona de cooperación económica y comercial con América Latina de 244.000 m² en la ciudad de Zhuhai, provincia de Guangdong.
Uno de los primeros en hablar sobre la necesidad de que “Una Franja y Una Ruta” –en particular la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI– se extienda a América latina fue el ex canciller peruano Gonzalo Gutiérrez, quien fue también embajador en China y hoy es embajador de Perú ante la Unión Europea. En declaraciones desde Bruselas para China Hoy, Gutiérrez considera que la iniciativa china es una de las mejores alternativas a nivel internacional para el incremento del libre comercio y la mejora de la infraestructura en América latina.
“El eje que sustenta la moderna Ruta de la Seda, en particular la marítima, es que se puedan integrar las ciudades, regiones y países en torno a ella, de modo que estén en capacidad de aprovechar mejor un libre intercambio de bienes y servicios, un más dinámico flujo de inversiones, así como compartir recursos en términos de integración de las redes digitales y la facilitación del comercio”, señala Gutiérrez, quien cree que la Alianza del Pacífico es el esquema que en América latina se encuentra mejor preparado para interactuar de manera concreta y eficiente con el proyecto chino.
“A nivel geográfico también tiene mucho sentido la integración de la Alianza del Pacífico a ‘Una Franja y Una Ruta’. los cuatro países que la integran (Perú, Colombia, Chile y México) tienen el 77,58 % de las costas latinoamericanas sobre el océano Pacífico, lo que los hace socios ideales para la conectividad transpacífica con el Asia”, añade.
Precisamente, el Gobierno de Chile, en su calidad de presidente pro tempore de la Alianza del Pacífico, organizó a mediados de marzo el “Diálogo de Alto Nivel en Iniciativas de Integración en el Asia-Pacífico”, un evento muy comentado por haberse tratado del primer diálogo intergubernamental luego del anuncio de Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).
23 de diciembre de 2016. El primer lote de mercancías importadas de Argentina pasa por la aduana en Dongying, Shandong. Cnsphoto
20 de noviembre de 2016. Inauguración del Centro de Libros Chinos en la Biblioteca Nacional de Perú. Cnsphoto
China participó también en dicho diálogo a través de su representante para asuntos de América latina y el Caribe, Yin Hengmin. Si bien China dejó en claro desde un inicio que su intención no era llenar el vacío de EE. UU. en el TPP, durante el foro desarrollado en la ciudad chilena de Viña del Mar, algunos de sus invitados hablaron sobre la posibilidad de que América latina se incorporase a “Una Franja y Una Ruta”.
Enrique Dussel Peters recalca que “Una Franja y Una Ruta” es de la mayor relevancia para México, debido sobre todo a la postura proteccionista de la administración de Donald Trump en Estados Unidos. “Integrarse a esta iniciativa y a instituciones como el BAII le permitiría a México una efectiva diversificación estratégica hacia China, e integrarse al mercado más dinámico del mundo en términos de PIB, importaciones y exportaciones”, puntualiza Dussel Peters, quien estuvo recientemente en Beijing para dictar un seminario en la Universidad de Negocios Internacionales y Economía.
Por su parte, el chileno Andrés Bórquez, investigador colaborador del Centro de Estudios sobre Cooperación y Gobernabilidad de Asia-Pacífico de la Universidad Fudan (Shanghai), considera que los países latinoamericanos tienen que visualizar la iniciativa china como una oportunidad para seguir desarrollando sus rutas terrestres, las cuales son un elemento clave para el impulso de la conectividad, competitividad e integración de la región.
Bórquez sostiene que podría ser pertinente integrar los proyectos de infraestructura existentes entre China y algunos países latinoamericanos como primer paso para acercar a América latina a la Franja y la Ruta. “luego, como potenciales nuevas fases de la Ruta, se deben considerar los otros proyectos interregionales que se encuentran en fase de evaluación técnica y que son coherentes con los objetivos de ‘Una Franja y Una Ruta’”, explica a China Hoy.
Como mencionamos antes, este 14 y 15 de mayo estarán en Beijing los presidentes de Chile y Argentina. Entonces, ¿qué oportunidades podría significar “Una Franja y Una Ruta” para estos dos países latinoamericanos?
Bórquez sostiene que Chile debería, en particular, impulsar el desarrollo del corredor bioceánico que se encuentra aún en fase de estudios técnicos y que facilitaría el acceso al Pacífico de productos desde Argentina, Paraguay y el sur de Brasil, y que, al mismo tiempo, le permitiría a Chile tener acceso al Atlántico. “Este corredor se complementaría con el proyecto del corredor ferroviario bioceánico central, que abarcaría la ruta comprendida entre la zona central de Brasil, pasando por Bolivia y llegando al puerto peruano de Ilo”.
A su turno, Gustavo Girado, quien es también coordinador de la Diplomatura en Gestión de Negocio con China en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), sostiene que “Una Franja y Una Ruta” resultará beneficiosa para Argentina y sus empresas en la medida en que habrá mayor actividad en las economías asiáticas que son socias comerciales del país sudamericano. “No hay que perder de vista que Argentina no tiene relación directa con ‘Una Franja y Una Ruta’, no es miembro del BAII ni tampoco de los BRICS, todos ellos espacios institucionales y multilaterales impulsados por China. De allí que los beneficios directos de Argentina no podrán apreciarse”, dice Girado. “En todo caso, dependerá de los avances y la eventual consolidación de la relación bilateral”.
Sean cual fuesen las medidas que se adopten, lo cierto es que una nueva página en la relación China-América latina se escribirá a mediados de mayo.