Por MAGDALENA ROJAS
C HINA se ha embarcado resueltamente en el camino de la civilización ecológica, que busca la coexistencia armoniosa entre el hombre y su entorno con el fin de alcanzar un progreso sustentable en el tiempo. Bajo este cometido, el Gobierno chino ha puesto en marcha diversos proyectos, entre los cuales destaca llegar al pico de las emisiones de carbono en 2030 y convertirse en un país de carbono neutral para 2060.
La yurta es el hogar por excelencia de los nómades que habitan las praderas en Mongolia Interior.
El concepto de civilización ecológica, oshengtaiwenming(生态文明), fue incluido en la Constitución de la República Popular China en 2018 como marco ideológico para guiar las políticas y leyes de cara al medioambiente. El presidente chino, Xi Jinping, ha enfatizado la importancia del respeto al medioambiente en múltiples ocasiones, incluso durante el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, en el que delineó un plan de desarrollo integral que busca dar paso a un modelo centrado en la “calidad” por sobre la “cantidad” en el marco de la nueva era.
En la Cumbre sobre la Ambición Climática, la cual tuvo lugar el 12 de diciembre de 2020 de manera telemática, Xi Jinping ratificó una vez más su compromiso con el medioambiente frente a otros líderes mundiales. China reducirá para 2030 sus emisiones de dióxido de carbono por unidad del PIB en más de un 65 % respecto al nivel de 2005, aumentará el consumo de combustibles no fósiles de la matriz energética en hasta un 25 %, incrementará el volumen de cobertura forestal en 6000 millones de metros cúbicos en relación con 2005 y ampliará su red de energía eólica y solar a más de 1200 millones de kilovatios.
“Reconociendo que nuestras soluciones están en la naturaleza, debemos esforzarnos por encontrar oportunidades de desarrollo al tiempo que se preserva la naturaleza, y lograr que todos ganen mediante la conservación ecológica y el desarrollo de alta calidad”, ha dicho el mandatario. Y es que los esfuerzos por una economía más verde no solo son positivos para China, sino para la humanidad y el planeta en su totalidad, lo cual ha quedado demostrado con más fuerza tras la crisis desatada por el COVID-19. “Solo juntos podremos abordar eficazmente el cambio climático, la contaminación marina, la conservación biológica y otros problemas medioambientales mundiales y alcanzar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas”.
En este contexto, las diferentes provincias y regiones autónomas de China también están trabajando de lleno en diversas iniciativas ecológicas, particularmente Mongolia Interior. Desde la reforestación hasta cooperativas agrícolas, son muchas las formas en las que el gobierno local y la gente han contribuido en pos de dichos esfuerzos.
Uno de los embarcaderos turísticos del lago Dalinor. Fotos de Magdalena Rojas
Dentro de las iniciativas encaminadas a la protección del entorno ecológico en Mongolia Interior resaltan los esfuerzos asociados a la reforestación, la reconversión de tierras de cultivo en bosques, las prohibiciones o límites a la ganadería y el resguardo de ciertos hábitats naturales, particularmente en zonas acuáticas como ríos y lagos.
Un claro ejemplo de ello es la Granja Forestal de Ma’anshan, ubicada en la bandera de Harqin, a 50 km de la ciudad de Chifeng. En este lugar, establecido en octubre de 1962, se han plantado diversas especies de árboles nativos como pinos chinos, pinos escoceses de Mongolia, alerces y abedules blancos, que lo han convertido en un verdadero pulmón de oxígeno. El año pasado, la cobertura forestal aumentó en 947 hectáreas, lo cual ha traído indiscutibles mejoras no solo relacionadas con el medioambiente, sino también con la economía local. “Harqin es la bandera con mayor cobertura forestal bajo la ciudad de Chifeng”, señala Cai Shuling, director adjunto de la Granja Forestal de Ma’anshan. Asimismo, explica que la reforestación también ha servido para disminuir la erosión del suelo y las tormentas de arena, comunes en Mongolia Interior.
La bandera de Zhenglan es otro caso digno de destacar. Su naturaleza árida y semiárida hacía que también quedara expuesta a frecuentes tormentas de arena, pero gracias a la implementación del Proyecto Nacional de Control de Tormentas de Arena Beijing-Tianjin, este problema se ha ido resolviendo eficazmente. Ello es especialmente importante considerando que la zona actúa como una barrera ecológica que separa Mongolia Interior de Beijing, Tianjin y otras ciudades del norte de China. En ese sentido, se prohibió el libre pastoreo de animales y más de 200 kilómetros cuadrados de tierras agrícolas fueron reconvertidas en bosques.
El éxito que ha tenido el proyecto es evidente. Hay una clara franja de demarcación, que separa la zona protegida donde los pastos han crecido altos y verdes. Yu Zhuang, director de la Oficina de Bosques y Pastizales de la Bandera de Zhenglan, cuenta que este plan ecológico tiene una duración de cinco años, luego de los cuales empezará a regir otro plan que será adaptado de acuerdo con las necesidades de ese momento. Hasta ahora, el Proyecto Nacional de Control de Tormentas de Arena Beijing-Tianjin ha ayudado a evitar la erosión de 234.000 hectáreas, fijar arenas móviles y aumentar la cobertura vegetal en un 45 %.
Las oportunidades para el turismo ecológico, y así escapar del ajetreo de la ciudad, abundan en Mongolia Interior. El gobierno local también ha sabido sacar ventaja de ello, al impulsar diversos proyectos para resguardar las zonas turísticas ligadas al medioambiente.
El lago Dalinor, ubicado en la bandera de Hexigten, es de una belleza extraordinaria. El gobierno municipal de Chifeng inició un programa para su protección en 2018, el cual ha permitido realizar investigaciones respecto a la calidad, el volumen y los sedimentos de las aguas, y adoptar una serie de medidas para el resguardo medioambiental. “Gracias al traslado del ganado a otros lugares, el nivel del lago aumentó siete centímetros con relación al año pasado”, indica Huang He, vicepresidente de la bandera de Hexigten.
Liu Aiming, exdirector de la Oficina de Agricultura de la Bandera de Hexigten, recuerda que el lago Dalinor también es conocido como el “lago de los cisnes”, ya que sirve como paso migratorio para decenas de miles de aves todos los años. Pero además, al final de cada primavera y principios del verano, millones de peces huazi nadan río arriba para desovar. Se trata de un espectáculo único, donde los visitantes pueden ver a los peces literalmente “saltando” sobre el agua, mientras que los amantes de la fotografía pueden capturar hermosas imágenes con su lente.
A 640 km de Beijing se encuentra otro increíble lugar, la Reserva Natural de Pastizales de Xilingol. Catalogada como reserva natural a nivel autonómico en 1985, y aceptada en dicho año por la Unesco como miembro de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera, es una de las praderas más importantes en China y, por ende, también un destino para los turistas. De hecho, en 2001 fue incluida como uno de los cinco mejores destinos turísticos de Mongolia Interior por su belleza, donde se pueden hacer caminatas entre los bosques y disfrutar de las vistas que ofrecen los distintos puntos de observación.
La conservación del medioambiente es vital no solo con el fin de proteger la flora y fauna de Mongolia Interior, sino porque ahí radica en gran medida el sustento económico de la gente local. De hecho, los vastos recursos naturales son la prueba más irrefutable de ello.
Con 1.180.000 km² de superficie, Mongolia Interior es la tercera zona administrativa más grande de China, lo cual contrasta con su población de apenas 24 millones de habitantes. Por ello, el paisaje está dominado principalmente por pastizales, desiertos, montañas y lagos, salpicados por algunas ciudades y pueblos. Esta particular geografía hace que los recursos naturales abunden, la producción de cereales supera los 26.500 millones de kilogramos, mientras que las industrias de cordero, vacuno y leche representan en torno a un cuarto, un décimo y un quinto de la producción total a nivel nacional.
Zhaofu Economic and Trade Company, firma dedicada a la elaboración de diferentes productos hechos con leche de yegua, desde yogur hasta helados, fue establecida en 1998. Esta pequeña empresa, que emplea a 35 personas pero que además funciona mediante un esquema de régimen cooperativo, no solo es una muestra del beneficio económico que se puede obtener mediante los recursos naturales, sino que además despliega las características distintivas relacionadas con la idiosincrasia y tradiciones del pueblo mongol, siendo la leche y sus derivados una parte fundamental de la dieta. Casi 60 criadores de yeguas han participado de este esquema, que les ha reportado alrededor de 25.000 yuanes adicionales al año.
Por otro lado se encuentra Zheng Zongming, quien dirige una cooperativa agrícola en la aldea de Bayanbaolag. Zheng, además, ha cooperado con la Academia de Agricultura y Ganadería de Mongolia Interior y el Comité de Cooperación Internacional para el Bienestar Animal de China para el establecimiento de una base de enseñanza y cría de animales, así como una base de demostración para el bienestar animal, que ha ayudado a más de 500 ganaderos.
El camino que ha emprendido Mongolia Interior en pos de la civilización ecológica puede servir de ejemplo no solo para otras provincias y regiones autónomas de China, sino para el resto del mundo. La protección del medioambiente depende de todos y solo de esta forma se podrá preservar para las futuras generaciones.