Ilustraciones: YANG YONGQING
Texto: ZHANG LING’ER
Las hermanas ostra
Ilustraciones: YANG YONGQING
Texto: ZHANG LING’ER
HACE mucho tiempo vivía a la orilla del mar un joven pescador llamado Bai Hai. Un día, como de costumbre, salió a pescar en su barco. Sin embargo, cuando tiró de la red que había lanzado al mar, se dio cuenta de que no había nada en ella, excepto una concha de ostra.
Bai Hai, muy decepcionado, lanzó la ostra sobre la cubierta. De repente, la concha se abrió. En su interior apareció sentada una niña pequeña,quien le dijo: “Soy Qi Mei (que en chino significa“la séptima hermana”). Te lo ruego, por favor,¡vuelve a lanzarme al mar! ¡Mis seis hermanas me están esperando!”.
Bai Hai no estaba del todo convencido de las palabras de Qi Mei. Aún así, puso con cuidado la ostra en el mar. “¡Gracias! ¡Adiós!”, le dijo Qi Mei, quien volvió a zambullirse en las aguas.
Al ver que se estaba haciendo tarde, Bai Hai comenzó a prepararse para volver a casa. En eso, siete chicas surgieron al lado de su barco. Eran Qi Mei y sus hermanas. Una de ellas le dijo: “Gracias, buen hombre. Hay innumerables tesoros en el fondo del mar. ¿Quisieras algunos de ellos?”. Sin embargo, Bai Hai no quiso ninguno. “Entonces,cada una de nosotras te dará una perla”.
Bai Hai iba a rechazar nuevamente la oferta, pero Qi Mei le dijo: “Por favor, tómalas. Ensarta las perlas en un collar con una cuerda roja. Cuando encuentres a un pescador que sufra de bocio, puedes prestarle el collar para que lo use y se curará pronto”. Bai Hai, entonces, aceptó las perlas.
El hermano de Bai Hai, llamado Bai Shan, había estado sufriendo de esta enfermedad durante muchos años. Cuando Bai Hai llegó a casa, ensartó de inmediato las perlas en un collar y se lo dio a su hermano. Tres días más tarde, el bocio de su hermano había sido curado.
“¡Bai Hai consiguió un collar mágico!”. La noticia se difundió rápidamente entre los pescadores como si hubiese tenido alas. Todos los pescadores que padecían la enfermedad acudieron donde Bai Hai por el collar. Bai Shan vio en esto una buena oportunidad para hacerse rico y le sugirió a su hermano que cobrara por el uso del collar. Pero Bai Hai se negó.
Bai Hai siguió pescando en el mar, como siempre. Sin embargo, desde el día que liberó a Qi Mei, comenzó a atrapar muchos peces en cada faena. Bai Hai estaba desconcertado.Un día, después de lanzar su red, se zambulló en el mar para investigar. Descubrió que las siete hermanas ostra estaban ocupadas en llevar los peces hacia su red. Se sintió verdaderamente agradecido.
Cuando Bai Hai regresó a casa luego de la pesca, su hermano le dijo misteriosamente: “El emperador también sufre de bocio. Ha publicado un anuncio que dice que quien lo cure será recompensado con 10.000 lingotes de oro y una posición oficial en la corte real”. Pero Bai Hai se negó moviendo la cabeza y le dijo: “Estoy contento con lo que tengo ahora.Además, tampoco quiero ser funcionario”.
Cuando Bai Shan se dio cuenta de que no podía convencer a su hermano, tomó secretamente el collar para llevárselo al emperador. Unos días más tarde, regresó montando a caballo, llevando un gorro oficial y vistiendo el traje de funcionario. También trajo a casa una gran cantidad de oro, plata y otros tesoros. Cuando Bai Hai le pidió a su hermano el collar,este le dijo: “Ya se lo he dado al emperador”.
Al entrar bruscamente en el palacio imperial, Bai Hai vio que el emperador ya estaba curado, por lo que le pidió que le devolviera el collar para que pudiera seguir ayudando a otros. El emperador no quiso hacerlo y le dijo: “Una de mis agujas de coser ha caído en el mar. Si la encuentras, te devolveré el collar”.
Bai Hai sabía que el emperador le había puesto una tarea deliberadamente difícil, pero no dudó en lanzarse al mar en busca de la aguja.
Cuando comenzaba a agotarse, las hermanas ostra aparecieron para ayudarlo. No tardaron mucho en encontrar la aguja del emperador.
En ese momento, el emperador estaba sentado en su gran bote de dragón y le decía a su séquito: “Ja, ja, ja. Tratar de encontrar una aguja en el mar será, sin duda, en vano. Ja,ja, ja”. Mientras seguía riendo, Bai Hai salió del mar. En sus manos llevaba la aguja de coser. El emperador, lleno de vergüenza, ordenó con rabia a sus arqueros: “¡Rápido! ¡Dispárenle! ¡Dispárenle hasta que muera!”
Bai Hai nunca pensó que el emperador fuera tan indigno de confianza. Sin tener ninguna protección, Bai Hai recibió un fl echazo y cayó de nuevo en el mar. Pero Qi Mei se apresuró en rescatarlo.
Las siete hermanas se enojaron con el emperador y perforaron siete agujeros en el barco con la punta de sus conchas.El agua penetró rápidamente y el gran bote de dragón se hundió, junto con el codicioso emperador y su séquito.
Qi Mei logró quitarle el collar al emperador, molió las perlas hasta hacerlas polvo y lo pasó sobre la herida de Bai Hai. Poco a poco la herida se cerró y Bai Hai abrió los ojos.
Qi Mei le contó cómo lo habían salvado. Bai Hai se sintió muy agradecido con las hermanas ostra, pero también suspiró desconsoladamente: “¡Ay! Ahora no tengo el collar de perlas.¿Con qué voy a curar el bocio de mis paisanos?”.
La hermana ostra mayor contestó: “Las perlas traen desgracias con facilidad. Necesitamos hallar otra manera”.
Cuando Bai Hai se despidió de las hermanas ostra, estas se quitaron las cintas que llevaban consigo, las rasgaron en tiras y las colocaron en el fondo del mar. En un abrir y cerrar de ojos,aquellas tiras de cinta se volvieron más largas y comenzaron a flotar en el agua. “¡Regresa y dile a tus paisanos que coman muchas de estas cintas, y así nadie volverá a tener bocio!”, le dijeron.
Desde ese momento, las personas que vivían cerca del mar comenzaron a comer esta planta verde. Nadie volvió a sufrir de bocio. En memoria de Bai Hai y las hermanas ostra, nombraron a esta planta como Hai Dai (alga marina).
*Este cuento pertenece a la serie Libros Ilustrados de Historias Chinas, dirigida a los niños hispanohablantes. Los interesados en adquirirla pueden comunicarse con la editorial Blossom Press (Tel.: 0086-10-68996050, 68996618. Fax.:0086-10-88415258. E-mail: minmin9305@163.com).